El contrato único y la temporalidad
Ciudadanos plantea “Un nuevo marco de relaciones laborales que
elimine la temporalidad y acabe con la precariedad”, señalando que aspira a
que la norma habitual de contratación laboral sea un contrato indefinido al que
define como Contrato para la Igualdad de
Oportunidades. Ve en esta aproximación “el
germen de un nuevo marco de relaciones laborales en el que sean compatibles la
flexibilidad empresarial y la estabilidad laboral de los trabajadores”.
El planteamiento contractual de
Ciudadanos recoge, por tanto, la propuesta de FEDEA de contrato único como solución a la eliminación de la dualidad en el
mercado de trabajo entre unos trabajadores indefinidos protegidos y temporales
desprotegidos. El problema, no obstante, es que la dualidad real no es ésa,
ni se reduce limitando la protección a los trabajadores indefinidos. El
problema central es la existencia de una inseguridad básica en las condiciones
de acceso al mercado de trabajo. Trabajar en sectores, ramas, empresas o
profesiones con empleo más o menos seguro o no es la base real de la dualidad
económica existente en España.
Aunque el sistema de créditos
fiscales podrá contribuir a mejorar uno de los graves problemas, la existencia
de una baja remuneración en algunos sectores, no sirve para resolver el
problema de la inestabilidad de ciertos ámbitos de la economía española. El problema de fondo, que explica parte de
la importancia de la contratación eventual –fraudulenta y abusiva en ocasiones
pero en otras no- no es la modalidad de contrato, es la debilidad de una parte
del sistema productivo español.
Este problema no se resolverá con el establecimiento de un sistema de falsos
contratos indefinidos, con escasa protección asociada. La ruptura de esos
contratos equivaldrá a la finalización de los contratos temporales, en especial
en las crisis recurrentes que afectan a la economía española.
Hay otra cuestión, quizás menor
pero igualmente relevante, que debería aclararse en la aproximación basada en
el sistema de contrato único y es el tratamiento de las circunstancias atípicas
en la contratación. En un sistema muy sujeto al ciclo productivo, por ejemplo en el turismo, es evidente que será
necesario mantener formatos abiertos a modalidades de contratación temporal si
se pretende mantener el empleo. Esto
promete abrir una vía amplia a las excepciones en el contrato único, una
cuestión que sin embargo es necesario abordar desde quienes defienden ese
planteamiento.
Otro
problema se relaciona con un hecho destacable en una economía muy sujeta al
ciclo, tanto en el corto como en el medio y largo plazo, con amplios
ámbitos de actividad relativamente precarios. Se trata de que las potenciales limitaciones a la contratación temporal podrían
llevar a traducirse en una caída de la contratación. Hay suficientes datos
para sostener que, tanto en el inicio como en el final de los ciclos alcistas,
la contratación temporal minimiza el riesgo que supone la apuesta por la
creación o el mantenimiento del empleo en determinadas ramas o ámbitos de
actividad. El avance de la contratación
indefinida, vía conversión de contratos temporales en indefinidos, que
caracterizó el proceso de auge económico hasta 2008, muestra que la apuesta realizada
hasta aquel año puede tener sentido como
alternativo a la progresiva reducción del coste del despido que se esconde
detrás del planteamiento del contrato único.
¿Por
qué no mirar dentro de nuestras fronteras?
Las
propuestas de Ciudadanos se fijan de forma llamativa en los modelos
desarrollados fuera de nuestras fronteras. Las referencias son híbridas, como
hemos podido comprobar, dado que no incorporan modelos socio-económicos
integrales sino parte de los mismos. El ejemplo más claro hace referencia a la apuesta por un modelo de flexiseguridad
sin renta garantizada. Ese modelo no existe en ninguna parte en los países
económica y socialmente más desarrollado. Ni en los escandinavos ni en Estados
Unidos o el Reino Unido.
La realidad, sin embargo, es que
no siempre resulta necesario salir del Estado para encontrar experiencias de
interés. Dentro de sus limitaciones, que un Estado potente como el español
podría resolver y superar con facilidad, el
modelo vasco es ejemplo de una experiencia de cierto éxito a la hora de
combinar renta garantizada y sistemas de bonificación al empleo. En el
periodo de crisis de 2008 a 2013, no ha habido otra comunidad autónoma que haya
tenido mejores resultados en términos de mantenimiento de la población,
contención en el aumento del desempleo y posición comparada en los niveles de
afiliación. Tras la reconversión industrial, el País Vasco, y de forma
particular el Gran Bilbao, constituían sin embargo la más pura expresión del
riesgo de decadencia postindustrial de un país. Eran el Detroit de España que
sin duda un Michael Moore español habría querido retratar.
El País Vasco es, en este
contexto, un ejemplo de cómo la
aplicación de un sistema mínimamente efectivo de renta garantizada resulta positivo
para prevenir otro de los problemas señalado por Ciudadanos, el del excesivo
endeudamiento. Lo demuestran no sólo las bajas tasas comparadas de desahucios sino también indicadores de acceso a niveles de ahorro suficiente
para hacer frente a gastos extraordinarios que sólo pueden encontrarse en
algunos de los países europeos socialmente más desarrollados.
Luis Sanzo
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