Los datos de afiliación a la
Seguridad Social muestran que, en febrero o marzo de 2013, el ciclo económico cambia
de sentido en España. A partir de esa fecha, se observa una progresiva
reducción en los ritmos de caída interanual de la afiliación. Aunque será
necesario esperar a febrero de 2014 para que este cambio de tendencia se
traduzca en creación neta de nuevos empleos, lo cierto es que el inicio del
nuevo ciclo puede situarse en aquellas fechas.
Sería absurdo por tanto negar que
nos enfrentamos a una nueva dinámica económica alcista. En realidad, deberíamos
alegrarnos de ello, sobre todo porque esta vez parece que unas inadecuadas
políticas económicas, en España y en Europa, no acabarán por frustrar las
perspectivas de recuperación. Porque eso es precisamente lo que ocurrió, en
torno a abril-mayo de 2011, un periodo en el que la evolución de los datos de
afiliación permitía vislumbrar una recuperación del empleo para los meses
siguientes. Pero, ante la imposición de más medidas restrictivas y de una nueva
reforma laboral, aquella primera recuperación iba a verse frustrada. Empezaba
la segunda fase de la crisis.
Pero tan absurdo como rechazar la
realidad del proceso de recuperación económico sería negar la persistencia de
las consecuencias sociales que ha tenido la recesión en España. El cambio de
ciclo no ha sacado a España del fondo de la crisis. Aún nos encontramos en ese
fondo y es preciso recordarlo. Los siguientes datos ayudan a entender el
contexto en el que nos encontramos.
Apenas se ha empezado a recuperar, en términos cuantitativos, el empleo
perdido
Los datos de empleo sólo permiten
indicar que hemos empezado al salir del pozo. Los datos de la Contabilidad
Nacional Trimestral de España muestran que, en el último trimestre de 2014, los
puestos de trabajo a tiempo completo en España eran 16,67 millones. Aunque se
avanza respecto a los 16,28 millones de 2013, superando levemente los 16,58 de
2012, apenas se ha recuperado algo del grueso del empleo perdido.
De los 3.652.600 empleos equivalentes
a tiempo completo destruidos entre el último trimestre de 2007 y el último de
2013, España sólo ha recuperado un 10,7% a finales de 2014. La recuperación del
89,3% del empleo destruido desde finales de 2007 sigue siendo, por tanto, una
tarea pendiente.
Fuente: Contabilidad Nacional de España. INE |
Nuestras tasas actuales de crecimiento del empleo no son indicación de
ningún liderazgo de país sino del impacto diferencial de nuestra caída durante
la crisis
Alegrarse de que volvamos a la
senda correcta no significa perder el sentido de las cosas. En el contexto definido
por una caída del empleo como la señalada, nada tiene de extraño que un país en
fase de recuperación tenga tasas de crecimiento superiores a la de vecinos que
han sufrido menos el impacto de la recesión. Eso ocurre en la actualidad en
España.
Los datos de Eurostat muestran de
forma inequívoca el impacto diferencial de la crisis de empleo en España. En
comparación con la ocupación media del último trimestre de los años 2005 a
2007, la cifra registrada por España en el último trimestre de 2014 refleja la
pérdida de un 12,8% de la ocupación media existente en aquellos años, sólo
superada por el 14,5% del conjunto formado por Portugal, Malta, Chipre y Grecia
(Resto de países del Sur).
Pero esta caída contrasta con el
incremento del 5,3% de la ocupación durante el mismo periodo en Alemania y en los
países de su área de influencia más directa (Austria, Eslovenia y Croacia,
Chequia y Eslovaquia, Hungría y Polonia). El aumento del empleo es del 2,6% en
el conjunto formado por Francia y los países del norte de Europa (Irlanda,
Reino Unido, los países del Benelux y los tres estados escandinavos de la UE).
Aunque Italia pierde un 3,3% del empleo en el periodo considerado, la caída no
tiene comparación con la de España. Nuestra recuperación no es por tanto modelo
para nadie, al menos no por ahora.
Fuente: Labor Force
Survey. Eurostat
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Los indicadores de riesgo de pobreza grave de España son entre cuatro y
cinco veces superiores a los de Francia y Alemania. La privación más grave se
previene en España dejando descapitalizados a los hogares
Contrariamente a lo que a veces
se sostiene, el riesgo de pobreza grave es muy alto en España. Lo pone
claramente de manifiesto una comparación de los datos basada en umbrales
comparables, por ejemplo los umbrales de riesgo de los países con los que queremos
compararnos, ajustados para la comparación con España en términos de paridades
de poder de compra (PPC).
Si se toma como referencia el
umbral del 40% de la mediana equivalente en PPC de esos países, se constata que
España tiene en 2013 una tasa de riesgo de pobreza grave cuatro veces superior
a la de Alemania (15,9 frente a 4,2% en términos del umbral alemán) y cinco a
la de Francia (15,4% frente a 3% en términos del umbral francés).
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la UE-SILC,
Eurostat, ECV, INE, y EDSS-ENS, DEPS Gobierno Vasco
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Es verdad que la solidaridad
social y familiar limita en España el impacto de la crisis, en especial en lo
relativo a los problemas de alimentación. Pero también lo es que el
mantenimiento del gasto en familias en riesgo se realiza en gran medida con
cargo a los ahorros, provocando un alto nivel de deterioro en la situación
patrimonial de los hogares en riesgo de pobreza. Un 12,4% de las personas viven
en España en hogares que no hacen frente a los pagos a los que están obligados
y un 42,6% en hogares que no podrían hacer frente a gastos extraordinarios. Son
cifras claramente superiores a las de Francia o Alemania, tal y como puede
observarse en el siguiente gráfico.
Fuente: UE-SILC, Eurostat y EDSS-ENS, DEPS Gobierno Vasco
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El deterioro de los indicadores de carencia es indiscutible en España y
se acentúa en 2014
El efecto del proceso de
descapitalización de los hogares es notable durante la crisis. Entre 2008 y
2014, la proporción de hogares sin capacidad para hacer frente a gastos
extraordinarios aumenta de 29,9 a 42,6%. El porcentaje de hogares que no
afrontan sus pagos y obligaciones económicas frente a terceros aumenta, por su
parte, de 8,2 a 12,4% en ese mismo periodo.
En este contexto de
descapitalización, el riesgo se traduce de manera inevitable en crisis social.
Lo muestran los indicadores de privación material severa. Éstos pasan de un
3,6% en 2008 a un 5,8% en 2012, prolongándose la subida hasta un 7% en 2014. El
incremento del bienio 2012-2014 es de los más altos del bienio.
En todos los indicadores
considerados, 2014 marca de hecho un nivel máximo en el nivel de impacto de los
problemas. La crisis social no ha terminado por tanto, aún sigue en realidad
profundizándose.
Fuente: UE-SILC, Eurostat y ECV, INE
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Los datos comparados entre Euskadi y el conjunto de España muestran el
impacto diferencial de la existencia de un sistema de garantía de ingresos
La euforia que se transmite en la
actualidad desde algunos sectores políticos y económicos no sería en exceso
peligrosa si sólo reflejara una estrategia de supervivencia y mantenimiento
ante la adversidad, a la espera de los resultados de la recuperación económica.
Pero sí lo sería si pretendiera negar la necesidad de las reformas sociales.
Una de ellas pasa por la
ampliación de las políticas de garantía de ingresos. Los datos de una comunidad
en la que se han desarrollado sistemas de garantía de recursos más cercanos a
los de Europa, como es el caso de la Comunidad Autónoma de Euskadi, muestran que han alejado a ese tipo de territorios de
la intensidad de la crisis social que ha afectado al resto de España.
A pesar de la recesión, los
indicadores del País Vasco se acercan más a Francia y Alemania que a los de
España. Así, en lo relativo al indicador del 40% de la mediana, Euskadi se
sitúa (con datos de 2014) entre 3,5 y 4 puntos por encima de los de esos países
pero no en los alrededor de 12 puntos más de España. A diferencia del conjunto
de España, además, el haber apostado por un sistema más desarrollado de
protección permite al País Vasco situarse por debajo de Italia en el indicador
de riesgo de pobreza grave, a pesar de haber sufrido mucho más intensamente la
crisis de empleo que el país transalpino. En términos del umbral PPC de Italia,
la tasa de riesgo española de pobreza grave es del 10,6% por 8,3% en Italia. En
términos de ese indicador, el riesgo de pobreza grave es sólo del 3,6% en el
País Vasco.
En la dimensión más estructural
asociada a las carencias, los indicadores de Euskadi resultan incluso mejores
que los de los países europeos considerados. Así, la proporción de hogares con
problemas para hacer frente a gastos extraordinarios no sólo se sitúa 20 puntos
por debajo de la de España (22,5 frente a 42,6%) sino más de 10 por debajo de
los indicadores de Alemania o Francia (con cifras de 32,9 y 33,9%).
Garantizar una mínima estabilidad
económica a los hogares resulta por tanto una reforma necesaria para que España
no se quede atrás en materia social y económica.
Luis Sanzo