Sobre viabilidad política de la RBC (II): La viabilidad estratégica
(Este es el segundo post de una serie de 5 sobre viabilidad política de la RBC. Si quieres leer la serie empezando por el primer post puedes hacer clic aquí)
La viabilidad política requiere mayoría en el parlamento |
Dificultades para la viabilidad estratégica
Para que una propuesta de RBC sea
alcanzable es necesario, en primer lugar, que la propuesta pueda ser apoyada
por una coalición de agentes políticos y sociales. Más específicamente, es necesario que sea apoyada por
uno o más partidos políticos con capacidad real de lograr una mayoría
parlamentaria suficiente. Esto es algo que no ha sucedido en la práctica en ningún país europeo y es
difícil que suceda con propuestas de RBC puristas (renta básica no condicionada, como derecho universal e individual), que resaltan los aspectos más innovadores y lógicamente se perciben como radicales por políticos tradicionales y ciudadanos de a pie.
Con frecuencia los defensores del concepto de RBC hemos celebrado el logro del apoyo político explícito de grupos y
partidos minoritarios, pero la realidad es que en la práctica se ha tratado de un
apoyo muy poco útil y puede ser, de hecho, contraproducente. Los grupos
minoritarios saben que no arriesgan nada haciendo promesas que no tendrán que
cumplir, porque no van a encabezar ningún gobierno. En su visión más optimista podrían formar parte de una coalición, pero entonces será fácil dejar de lado el compromiso con la propuesta al negociar el pacto de gobierno.
Lo peor es que los partidos minoritarios tienden a resaltar los aspectos más radicales y
“revolucionarios” de la propuesta. Los aspectos radicales son del gusto del electorado más extremista, pero tienen dos efectos adversos muy indeseables para el progreso de la idea.
Primero, porque generan el rechazo de la mayoría. Segundo, porque hacen muy difícil
que los partidos políticos parlamentarios con opciones reales de gobierno se
manifiesten a favor de la propuesta por temor a ser identificados como
radicales.
La RBC es una idea brillante y por ello no resulta demasiado difícil encontrar dentro de los partidos mayoritarios a personas inteligentes que entienden la idea y les gustaría apoyarla, pero pronto se dan cuenta de que al defender la idea en público pueden ser identificados con una idea que apoyan partidos políticos extremistas, lo que es muy peligroso para hacer carrera política dentro de un partido político relevante. Así, en el caso español la propuesta de la Renta Básica ya fue apoyada explícitamente en el pasado por partidos políticos como Eusko Alkartasuna, Esquerra Republicana de Cataluña, Iniciativa por Cataluña-Verds, además de por varios grupos de extrema izquierda extraparlamentaria. Algunos de estos partidos promovieron iniciativas legislativas en favor de la RB en el parlamento nacional o en parlamentos autonómicos. Ninguna de estas iniciativas tenía posibilidad alguna de prosperar porque para cualquier partido en el gobierno hubiera sido suicida votar a favor.
La RBC es una idea brillante y por ello no resulta demasiado difícil encontrar dentro de los partidos mayoritarios a personas inteligentes que entienden la idea y les gustaría apoyarla, pero pronto se dan cuenta de que al defender la idea en público pueden ser identificados con una idea que apoyan partidos políticos extremistas, lo que es muy peligroso para hacer carrera política dentro de un partido político relevante. Así, en el caso español la propuesta de la Renta Básica ya fue apoyada explícitamente en el pasado por partidos políticos como Eusko Alkartasuna, Esquerra Republicana de Cataluña, Iniciativa por Cataluña-Verds, además de por varios grupos de extrema izquierda extraparlamentaria. Algunos de estos partidos promovieron iniciativas legislativas en favor de la RB en el parlamento nacional o en parlamentos autonómicos. Ninguna de estas iniciativas tenía posibilidad alguna de prosperar porque para cualquier partido en el gobierno hubiera sido suicida votar a favor.
Por otra parte, si un grupo político minoritario que
apoya la RBC mejora sus expectativas de voto, pronto tenderá a desprenderse del compromiso con la RBC. Es bastante raro que un grupo político que apoya la RBC gane rápidamente cuota electoral, pero es justamente lo que ha pasado en España durante 2014 con el fenómeno de Podemos. Podemos
incluyó en su programa al parlamento europeo, en mayo de 2014, una propuesta de
RB bastante radical (o sencillamente poco meditada). A medida que sus expectativas de voto mejoraban ha visto la conveniencia de distanciarse de su antigua propuesta y sólo 6 meses después de las elecciones al parlamento europeo, en el borrador de programa económico presentado en noviembre de 2014, ya no se habla de Renta Básica sino
de garantizar una Renta Mínima. Esta observación no pretende ser una crítica. Es el comportamiento que cabe esperar de una formación política con conocimientos elementales de marketing político que se comporta de forma inteligente adaptándose a las circunstancias cambiantes. Probablemente los analistas políticos de Podemos han llegado a la conclusión de que el término "Renta Básica", que se asocia inevitablemente a la propuesta incluida en el programa al parlamento europeo, resulta poco útil para sumar votos y puede en cambio generar rechazo.
Cómo mejorar la viabilidad política estratégica de una propuesta de Renta Básica de Ciudadanía
Es evidente que no podemos garantizar una Renta Básica de Ciudadanía de un día para otro. El coste económico no es tan alto como se dijo, pero sigue siendo grande y se requiere una aproximación gradual. También es evidente que una vez que la idea de la Renta Básica se asocia a grupos políticos de extrema izquierda o a una propuesta electoralista formulada en términos imposibles sería políticamente suicida aferrarse a ella. Un partido con aspiraciones de gobierno no debería hacerlo.
Si queremos tener alguna vez un sistema eficaz de garantía de rentas en España, que reúna las mejores virtudes de la idea de la Renta Básica de Ciudadanía, es imprescindible reformularla hacia una propuesta de garantía de rentas que pueda ser aceptada por la mayoría del arco parlamentario. Y parece evidente que el único modo de lograr esto es buscar el consenso político y el compromiso general para establecer políticas de garantía de rentas menos radicales que la RBC. Un camino transitable a la Renta Básica de Ciudadanía no puede ser demasiado corto. Pero sí podemos aspirar a que las políticas de consenso sirvan como "escalones intermedios". Es decir, políticas que tengan sentido en sí mismas, y además sirvan como pasos que nos acercan a un modelo de garantía de rentas más eficaz, con algunos de los rasgos más interesantes del concepto de renta básica. Este tipo de estrategia es la que venimos defendiendo en España, con algunos matices diferenciados, José Antonio Noguera, Luis Sanzo y yo mismo.
Si queremos tener alguna vez un sistema eficaz de garantía de rentas en España, que reúna las mejores virtudes de la idea de la Renta Básica de Ciudadanía, es imprescindible reformularla hacia una propuesta de garantía de rentas que pueda ser aceptada por la mayoría del arco parlamentario. Y parece evidente que el único modo de lograr esto es buscar el consenso político y el compromiso general para establecer políticas de garantía de rentas menos radicales que la RBC. Un camino transitable a la Renta Básica de Ciudadanía no puede ser demasiado corto. Pero sí podemos aspirar a que las políticas de consenso sirvan como "escalones intermedios". Es decir, políticas que tengan sentido en sí mismas, y además sirvan como pasos que nos acercan a un modelo de garantía de rentas más eficaz, con algunos de los rasgos más interesantes del concepto de renta básica. Este tipo de estrategia es la que venimos defendiendo en España, con algunos matices diferenciados, José Antonio Noguera, Luis Sanzo y yo mismo.
¿Qué políticas de garantía de rentas podrían concitar consenso general y servir de paso intermedio hacia un sistema completo de Renta Básica de Ciudadanía? Podemos proponer al menos las siguientes:
1. Mejorar el actual sistema de Rentas Mínimas (RM) de las Comunidades Autónomas. El sistema actual es muy escaso, tiene un alcance muy reducido y no resulta equitativo. Con la excepción del País Vasco y Navarra el alcance del sistema apenas llega a una fracción mínima de los hogares que la necesitan. La carencia de un sistema estatal de garantía de rentas es uno de los mayores defectos del sistema de protección social español. Ningún partido político sensato con aspiraciones de gobernar puede negar esta evidencia. Sin duda, la defensa de una Renta Mínima Garantizada (RMG), condicionada a la necesidad económica familiar, puede recibir mucho más apoyo político que una propuesta de RBC pura. De hecho, varios estatutos de autonomía como el de Cataluña o la Comunidad Valenciana incluyen en su articulado el derecho de los ciudadanos a la garantía de una Renta Mínima y fueron aprobados con un amplio consenso político. Por tanto, debería ser sencillo llegar a acuerdos sobre algunas de las mejoras. Dedicaremos un post específico a detallar las mejoras que son necesarias, pero podemos adelantar algunas de las más evidentes:
- El Estado debería garantizar un mínimo igual para todos los ciudadanos de España, aunque luego las CCAA puedan mejorar el nivel de garantía con sus recursos propios
- Es necesario mejorar el alcance para que dé cobertura a una mayor proporción de la población que necesita ayuda. Para ello es necesario incrementar la dotación presupuestaria de estos programas por las CCAA, lo que en muchos casos sólo podrá ser posible con ayuda del Estado.
- Es necesario aproximar las cuantías de RM a los niveles de necesidad real de los hogares.
- Es necesario mejorar la transparencia y la información sobre la gestión de los sistemas de Rentas Mínimas para entender mejor qué funciona bien y qué aspectos hay que mejorar.
- Es necesario reformar los programas de inserción asociados para que funcionen como un recurso de ayuda para lograr empleo al que los beneficiarios tienen derecho en vez de funcionar como una restricción que limita el acceso a la RM.
- Es necesario mejorar los procedimientos de solicitud y acceso a las Rentas Mínimas simplificando la tramitación, acelerando el proceso de concesión y mejorando el seguimiento de los beneficiarios.
2. Mejorar la protección económica a la infancia garantizando una prestación económica universal a todos los menores de edad, empezando por las familias sin recursos. Este tipo de prestación es algo normal en Europa, salvo en los países mediterráneos, por lo que no debería de ser difícil alcanzar un consenso político. La extensión del derecho a todos los menores puede tener un coste económico elevado, por lo que habrá que establecer un plan de implementación gradual dando prioridad a los más necesitados. Parece de sentido común empezar por aquellas familias con hijos que se encuentran en las peores condiciones económicas. Se podría implementar de forma sencilla mediante una reforma en el IRPF.
3. Garantía de una Pensión Básica Universal a todos los mayores que superan la edad oficial de jubilación. En este caso también debería ser fácil conseguir el consenso político. El modo de hacerlo sería mejorar el sistema de Pensiones No Contributivas de la Seguridad Social transformándolo en un sistema de Pensión Universal Garantizada por el Estado. Esta pensión básica universal debería ser compatible con realizar actividades de carácter remunerado.
4. Remodelar el sistema de bonificación fiscal al empleo para mejorar los incentivos al trabajo de los trabajadores de bajos salarios. Se trata de otro elemento para el que debería ser fácil conseguir el acuerdo de todos los grupos políticos dado el nivel de desempleo existente en España y la precariedad de muchos de los empleos existentes. Existen modelos bien contrastados, con muchos años de experiencia en EEUU y en Gran Bretaña que podrían introducirse sin gran dificultad en España. Además de complementar el sistema de garantía de rentas tendría un impacto positivo en la economía en general. El coste se vería atenuado por el ahorro en el subsidio de desempleo y por la mejora de la recaudación asociada al crecimiento económico inducido.
Se pueden imaginar más medidas, pero con estas 4 es más que suficiente para empezar a debatir y encontrar consensos. Sobre todo porque extender cualquiera de estas medidas a todos los beneficiarios potenciales puede tener un coste elevado y requerir varios años para completarlo. Por tanto, quizá la pregunta más relevante sería ¿Por cuál de ellas deberíamos empezar? En próximos post intentaremos argumentar nuestra favorita, aunque es algo que deberán decidir los parlamentos de las CCAA o del Estado.
En cualquier caso se trata de 4 medidas políticas sencillas, nada radicales, que están extendidas de forma bastante amplia en países europeos o en EEUU y cualquier fuerza política parlamentaria podría apoyar. En cierto modo resulta sorprendente el subdesarrollo de estas políticas en España. Sin embargo, las cotas de pobreza y desigualdad alcanzadas en nuestro país exigen poner en práctica algunas de estas medidas. Por ello sería muy deseable ver este tipo de medidas como compromiso político en los programas electorales correspondientes a las múltiples citas electorales del año 2015.
En cualquier caso se trata de 4 medidas políticas sencillas, nada radicales, que están extendidas de forma bastante amplia en países europeos o en EEUU y cualquier fuerza política parlamentaria podría apoyar. En cierto modo resulta sorprendente el subdesarrollo de estas políticas en España. Sin embargo, las cotas de pobreza y desigualdad alcanzadas en nuestro país exigen poner en práctica algunas de estas medidas. Por ello sería muy deseable ver este tipo de medidas como compromiso político en los programas electorales correspondientes a las múltiples citas electorales del año 2015.
Rafael Pinilla
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